
Queridos amigos:
Hubo una época en la que era importante la reflexión sobre la vida, la existencia, y el comportamiento de las personas.
En estadíos posteriores esta actividad se fue monopolizando por los movimientos políticos y religiosos y por razones que no llego a entender el aprendizaje de lo avanzado por las grandes escuelas filosóficas griegas se ha relegado a una posición muy de tercer orden. De tal modo, que soportamos el coste de volver a experimentar y obtener conclusiones como si ellos no hubieran existido desperdiciando así sus logros y experiencias.
No creo que sea la panacea, pero a pesar de distanciarnos 2.200 años, hay muchas cosas que comparto con Epicuro en lo relativo a la búsqueda de la felicidad por ello os traslado algunas reflexiones sobre su modo de entenderla. Espero que te sean útiles y/o que al menos contribuyan a establecer o en su caso afianzar las guías para consolidar tu felicidad.
En busca de la felicidad. Epicuro
Según Epicuro, los mayores obstáculos que se oponen a la felicidad humana son el temor a la muerte y a la ira divina, y pueden ser eliminados gracias al conocimiento de la naturaleza.
De hecho, la ética epicúrea asegura a los hombres que la felicidad es fácilmente alcanzable una vez se hayan satisfecho unas pocas necesidades naturales indispensables, ya que la felicidad no es otra cosa que la ausencia de dolor físico (que generalmente es breve y provisional) y un estado de ánimo libre de cualquier turbación o pasión.
Así, la felicidad, para Epicuro, se identifica con un placer estable. La amistad, permite encontrar seguridad y consuelo.
¿Qué le preocupaba a Epicuro?
Las preocupaciones que el autor propone evitar son tres: el temor a los dioses, el temor a la muerte y el temor al futuro. Si bien Epicuro no era ateo, entendía que los dioses eran seres demasiado alejados de nosotros, los humanos, y no se preocupaban por nuestras vicisitudes, por lo que no tenía sentido temerles.
Considerando esto, podría entenderse a Epicuro como un agnóstico de la antigüedad. En cuanto al temor a la muerte, lo consideraba un sin sentido, puesto que “todo bien y todo mal residen en la sensibilidad y la muerte no es otra cosa que la pérdida de sensibilidad”.
La muerte en nada nos pertenece pues mientras nosotros vivimos no ha llegado y cuando llegó ya no vivimos. Esta concepción de Epicuro trasciende el tema de la muerte en sí. Él propone una sabiduría de vida caracterizada por el optimismo y la admiración ante la existencia del mundo y del hombre.
El futuro es incierto
Por último, carece también de sentido temerle al futuro puesto que:
“el futuro ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca”.
“Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido como algo que excita los sentidos. Epicuro consideró que no todas las formas de placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres sensuales.
Existen otras formas de placer que según él se refieren a la ausencia de dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo en sí, sólo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.
Epicuro dice que:
“todo placer es un bien en la medida en que tiene por compañera a la naturaleza”
Los placeres vanos no son buenos, porque a la larga nos acarrearán dolor y
no sólo son más difíciles de conseguir, sino además más fáciles de perder. También habla de la importancia de poseer una virtud para elegir y ordenar los placeres: la prudencia. El discernimiento de los diferentes placeres y la recta prudencia, permiten acercarnos a una vida feliz, lo cual constituye el objeto de la filosofía.
Más sobre la felicidad
Para quien desee profundizar un poco más en el tema le dejo la recopilación completa de textos relacionados con Epicuro que realicé en 2010.